Planificación educativa
¿En qué consiste la planificación educativa?
La planificación del sector educativo es un proceso técnico, político y participativo, que debe ser dirigido por el gobierno, generalmente por el Ministerio de Educación (MdE). El primer paso del proceso es llevar a cabo un análisis del sector educativo (ESA, por sus siglas en inglés) para resaltar los principales retos y oportunidades de dicho sector.
Después del ESA, se desarrolla un plan para el sector educativo (ESP, por sus siglas en inglés). Un ESP generalmente cubre un plazo de 5 años y contiene objetivos a medio o largo plazo y los resultados deseados para los subsectores educativos. El ESP también describe las estrategias y actividades que se utilizarán para alcanzar estos objetivos. Los modelos de proyección y simulación se utilizan para determinar los costes de los recursos humanos y materiales necesarios para implementar el plan y financiar las actividades.
En situaciones de crisis, si la planificación y la ejecución a largo plazo se ven comprometidas, las autoridades nacionales o regionales pueden desarrollar un plan educativo transitorio (TEP, por sus siglas en inglés), de 3 años de duración. A menudo, un TEP se usa para estructurar las prioridades, a fin de mantener el mismo progreso logrado antes de la crisis, y puede incluir la previsión de las necesidades futuras de una comunidad específica (por ejemplo, desplazados internos o refugiados). Un TEP mantiene la visión a largo plazo del sector educativo y se centra en los problemas inmediatos para lograr los objetivos a largo plazo.
¿Qué es la planificación educativa adaptada a las situaciones de crisis?
Con el aumento global del número de crisis humanitarias, incluidos los conflictos violentos, las sequías, la inseguridad alimentaria, las inundaciones y otros, millones de niños, niñas y jóvenes han sido desplazados.
Estos fenómenos también han llevado a una creciente necesidad de que los socios educativos incluyan estrategias para refugiados y desplazados internos en el proceso de planificación del sector. En septiembre de 2016, 193 Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes. Esta declaración exige una respuesta más integral y más predecible a estas crisis, conocida como Marco de Respuesta Integral para los Refugiados o CRRF (por sus siglas en inglés).
La planificación educativa adaptada a las situaciones de crisis conlleva identificar y analizar los riesgos existentes de crisis humanitarias y atender el desplazamiento forzado que puede producirse. Esto implica la identificación de conflictos y peligros naturales, así como la comprensión de la interacción bidireccional entre estos riesgos y la educación a fin de desarrollar estrategias que respondan adecuadamente. La planificación adaptada a las situaciones de crisis pretende contribuir a minimizar los impactos negativos del riesgo en la prestación de servicios de educación y maximizar los impactos positivos de las políticas educativas y los programas para la prevención de conflictos y desastres o la mitigación sus efectos. También requiere identificar y superar los patrones de inequidad y exclusión en la educación, incluso para las poblaciones desplazadas por la fuerza.
Con el fin de evitar que los peligros se conviertan en desastres, los planificadores deben analizar los riesgos para la educación. Estos riesgos pueden reducirse cuando las comunidades tienen la capacidad de resistir el peligro, la capacidad de reducir las vulnerabilidades físicas, sociales y ambientales, y una capacidad de respuesta suficiente. Además, la planificación educativa adaptada a las situaciones de crisis puede permitir que los países gestionen mejor su sistema educativo antes, durante y después de las situaciones de crisis, asegurando así que las inversiones y, sobre todo, los derechos de la niñez a la educación y a la seguridad estén protegidos.
Esta recopilación se desarrolló con el apoyo de Leonora MacEwen, Especialista adjunta del programa en el IIPE-UNESCO.