Desarrollo de la primera infancia

El desarrollo de la primera infancia (ECD, por sus siglas en inglés) es un periodo de desarrollo rápido y crítico que va desde la concepción hasta los 8 años de edad. La atención de calidad durante este período (nutrición adecuada, buena salud, protección, cuidados receptivos y aprendizaje temprano) es vital para el desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y socio-emocional de los niños y niñas.

A nivel mundial, millones de niños y niñas se están perdiendo los beneficios que la calidad del ECD puede aportar. Se calcula que 250 millones de niños y niñas (43 %) menores de 5 años, de los países con ingresos bajos y medianos, corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo, debido a una pobreza extrema y al retraso en su crecimiento. Para los niños y niñas que crecen en contextos de crisis, entre los que se incluye una estimación de 87 millones de niño/as menores de 7 años que han pasado toda su vida en zonas de conflicto,  el riesgo es aún mayor.

En situaciones humanitarias, múltiples adversidades amenazan la capacidad de los niños y niñas para prosperar y alcanzar su máximo potencial. Estas incluyen la separación de sus padres o cuidadores primarios, lesiones físicas, pérdida de la estabilidad y comodidad del hogar y de la comunidad, y experimentar o presenciar violencia. Además, las experiencias de conflicto y de crisis pueden privar a los niños y niñas pequeñas de los cuidados estables, receptivos y nutricionales que necesitan. Las experiencias de estrés extremo durante los primeros años críticos de vida, pueden tener un impacto negativo, a largo plazo, en el aprendizaje, el comportamiento y la salud futuros del niño/a. La exposición a circunstancias desafiantes repetidas o prolongadas puede causar un "estrés tóxico" que puede obstaculizar el desarrollo cerebral, reduciendo la capacidad cognitiva con impactos profundos y duraderos.

La participación en un aprendizaje temprano de calidad (también conocida como preescolar, jardín infantil o guardería), brinda beneficios significativos y duraderos a los niños y niñas. Sin embargo, para millones de niño/as que crecen en países con bajos ingresos y en contextos de crisis, el aprendizaje temprano sigue fuera de su alcance. UNICEF estima que solamente la mitad de los niño/as del mundo tienen acceso a una educación preescolar y las oportunidades son muy limitadas en los países afectados por conflictos.

¿Por qué es especialmente importante el ECD en situaciones de emergencia?

  1. El ECD proporciona servicios esenciales durante un período único de desarrollo cerebral en los niños y niñas: Aproximadamente el 90 % del crecimiento del cerebro ocurre dentro de los primeros 5 años de vida y aproximadamente el 80 % del crecimiento se produce dentro de los primeros 2 años de vida. Las investigaciones indican que los niños y niñas privados de una atención nutricional y receptiva y que carecen de oportunidades para jugar, comunicarse y explorar, tienen cerebros más pequeños y menos conexiones neuronales.

  2. TJump, IRC
    © T Jump, IRC

    El ECD proporciona servicios de salud y nutrición: los programas de emergencia del ECD pueden salvar vidas al proporcionar una nutrición adecuada y apoyo sanitario, directamente a los niños y niñas, y mejorando la comprensión de los padres y cuidadores primarios en torno a una nutrición adecuada y enfermedades prevenibles. Además de una alimentación nutricional adecuada y de apoyo a la asistencia sanitaria, los niño/as pequeños necesitan una estimulación cognitiva. El ECD en los programas de emergencia reúne la estimulación cognitiva con la nutrición y el apoyo sanitario.

  3. Los programas de ECD ayudan a proteger a los niño/as de daños: los niños/as pequeños, en situaciones de emergencia, a menudo, se encuentran en situaciones precarias en las que pueden no recibir atención y protección suficientes contra daños físicos y emocionales. El ECD en programas de emergencia puede brindar un tipo de apoyo que permita a los padres y cuidadores principales cuidar y proteger física y emocionalmente a los niño/as, y garantizar su supervivencia.

  4. El ECD ayuda a mitigar el estrés tóxico, que puede provocar daños permanentes a largo plazo: el efecto desestabilizador de las emergencias, puede disminuir en gran medida la capacidad de un niño/a para luchar contra los efectos acumulados del estrés.  Cuando se acumula estrés, éste puede volverse tóxico. El estrés tóxico ha demostrado cambiar la estructura química de una persona, afectando no solo al cuerpo, sino también al cerebro. El ECD en la elaboración de programas de emergencia puede mitigar los efectos nocivos del estrés.

  5. El ECD proporciona oportunidades de aprendizaje temprano, las cuales apoyan un mejor aprendizaje y mejores oportunidades de vida en la edad adulta: evidencias sólidas muestran que la participación en la educación preescolar sienta bases sólidas para el aprendizaje futuro y las oportunidades de vida, ya que promueve el desarrollo cognitivo y emocional. Es particularmente importante para los niños y niñas más marginados y clave para hacer frente a los desafíos de equidad y calidad necesarios para alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible 4 (ODS 4).

  6. El ECD es rentable y beneficioso para la sociedad: invertir en el desarrollo en la primera infancia es una forma rentable de impulsar la prosperidad compartida, promover el crecimiento económico inclusivo, ampliar la igualdad de oportunidades y poner fin a la pobreza extrema. Los estudios longitudinales han encontrado que aquellos que participaron en programas preescolares tienen más probabilidades de comenzar la escuela a tiempo, menos probabilidades de abandonar la escuela, más probabilidades de graduarse en la escuela secundaria y obtener un trabajo como adulto, y menos probabilidades de cometer crímenes y terminar encarcelado.

  7. Los programas de ECD promueven la paz, la reducción del riesgo de desastres y la protección del medio ambiente: los programas de emergencia de ECD pueden integrar conceptos de paz, tolerancia, reducción del riesgo de desastres, protección ambiental y otros, a través de actividades basadas en el juego, lo que hace más probable que lleven estas experiencias y perspectivas consigo a la edad adulta

 

Esta colección se ha desarrollado con el apoyo de Maria Benavides, Coordinadora de Desarrollo de la Primera Infancia del INEE.

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