Sopesando los riesgos: Cierre y apertura de las escuelas, durante el COVID-19
Los cierres de las escuelas significan menos aprendizaje y mayores riesgos de protección, especialmente para los niños, niñas y jóvenes, en contextos de crisis
Imagina que eres un niño o niña, tu escuela ha cerrado, estás atrapado en casa, no puedes ver a tus amigos, no puedes aprender, estás asustado y preocupado por tu futuro.
Ahora imagina que la escuela es el lugar donde recibes tu principal comida del día, el lugar donde recibes apoyo para lidiar con los traumas que has experimentado, el lugar donde te sientes seguro.
Ya no está abierta para ti.
Esta es la realidad para muchos niños, niñas y jóvenes de todo el mundo ahora. Los gobiernos en su intento de detener la propagación de la pandemia mundial de COVID-19 han ordenado un nivel, sin precedentes, de cierres escolares que, en su momento más alto, afectó hasta el 90 % de todos los estudiantes del mundo. Si bien, en algunos casos, estos cierres pueden haberse considerado necesarios, la decisión no siempre tuvo en cuenta las repercusiones en el bienestar general de niños, niñas y jóvenes.
Sabemos que la educación es uno de los principales impulsores de la lucha contra la desigualdad, una forma de fomentar la paz, de catalizar la regeneración y de llevar la esperanza al futuro de muchos niños, niñas y jóvenes vulnerables de todo el mundo. La educación también puede proporcionar un entorno de protección, apoyo psicosocial, socialización, alimentación escolar y derivaciones a otros servicios especializados, de protección de la infancia y adolescencia y de la salud, todos ellos factores clave para un desarrollo sano e integral.
Muchos niños, niñas y jóvenes están sufriendo enormemente, debido al cierre de las escuelas, perdiendo su educación y exponiéndose a otros riesgos de protección de infancia y adolescencia, como el trabajo infantil, el matrimonio precoz, la separación de la familia y otras formas de abuso, abandono, explotación y violencia.
Es probable que los más vulnerables de la sociedad sean los más afectados. Si fuiste un niño o niña refugiada, antes de la pandemia, tenías más del doble de probabilidades que un niño o niña no refugiada de no asistir a la escuela. El COVID-19 sólo está empeorando las cosas. Muchos de los que ahora se ven afectados por los cierres escolares, especialmente las niñas, en los países más pobres y en contextos de crisis, tal vez no vuelvan nunca a la escuela, cuando la vuelvan a abrir. Las investigaciones recientes de Christian Aid señalan que: "La experiencia de la epidemia del Ébola en África occidental muestra que los cierres escolares llevaron a mayores tasas de abandono permanente de las niñas, a un aumento del trabajo infantil, el abandono, el abuso sexual, a los embarazos de adolescentes y al matrimonio precoz." Las posibilidades de vida de toda una generación corren el riesgo de ser devastadas.
Es necesario prevenir la transmisión del COVID-19 para así contenerlo, pero en algunos entornos de alta densidad, como campamentos de refugiados, asentamientos informales, barrios con bajos recursos, el distanciamiento social puede que no sea práctico y los cierres escolares pueden dejar a los niños y niñas con igual o mayor riesgo para la infección.
El análisis de todos los riesgos e impactos en la salud, la educación y la protección de la infancia y adolescencia debe ser específico para cada contexto, hasta el ámbito escolar, debe realizarse con rapidez y actualizarse de forma periódica, para garantizar que los niños, niñas y jóvenes no se vean aún más desfavorecidos por el COVID-19.
La Alianza y el INEE se han unido para elaborar un documento de politica para apoyar a los tomadores de decisión con estas difíciles decisiones. En Sopesando los riesgos: Cierres y reapertura de las escuelas, durante el COVID-19 - ¿Cuándo, Por qué y qué impacto tienen? hacemos un llamamiento a los gobiernos a que lleven a cabo un análisis integral del impacto en el bienestar de los niños, niñas y jóvenes, centrándose en los resultados educativos y en los riesgos de protección a la infancia y adolescencia, los cuales se generan por cierres escolares. Estos deben equilibrarse, con un análisis de cualquier impacto, en la transmisión del COVID-19, causado por el cierre y la apertura de la escuela. En muchas circunstancias, los cierres escolares totales o parciales pueden ser la decisión correcta. En otros contextos, sin embargo, el "interés superior del niño, niña [y del joven]" puede requerir una reapertura segura escolar.
Las reaperturas escolares no son una decisión fácil de tomar, y salvar vidas debe ser una prioridad, pero también debemos dar a los niños y niñas vulnerables la protección que merecen, así como la esperanza y la oportunidad de un futuro mejor mediante una educación de calidad segura, inclusiva y equitativa.
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La Alianza y la INEE piden a sus miembros que difundan este documento entre los principales tomadores de decisión, en los países en los que trabajan y que trabajen con ellos para hacer el análisis necesario a fin de tomar decisiones informadas y centradas en la infancia que defiendan el derecho de la niñez a la educación y la protección.
Para más información, por favor, póngase en contacto con Mark Chapple, Punto focal de Coordinación Técnica, Colaboración entre Protección de la Infancia y Adolescencia y Educación en Situaciones de Emergencia: La Alianza para la Protección de la Infancia y Adolescencia en la Acción Humanitaria y la Red Interagencial para la Educación en Situaciones de Emergencia