Principios Rectores de la INEE

Las siguientes declaraciones representan los principios Rectores de la INEE. Junto con la declaración de la INEE sobre antirracismo, enmarcan el trabajo y las acciones de la INEE. Los principios de la INEE están alineados con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Principios Humanitarios, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, los Compromisos Básicos para la niñez en la Acción Humanitaria, y el Pacto Mundial sobre los Refugiados.

Adherirse a los compromisos mundiales

  • La educación es un derecho humano básico para todas las personas, incluidas las afectadas o desplazadas por crisis, conflictos, inestabilidad y desastres.
  • La educación debe promover el entendimiento, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones, grupos raciales, culturales o religiosos.
  • La educación debe promover la diversidad y reconocer que las diferencias son un activo valioso.
  • La educación debe ser incluida en todas las respuestas humanitarias.

Centrarse en el aprendizaje integral a lo largo de la vida, incluyendo los medios de subsistencia

  • La educación inclusiva, equitativa y de calidad protege a los niños, niñas y jóvenes durante las crisis y en desplazamiento y sienta las bases sostenibles para la recuperación, la paz y el desarrollo.
  • Toda la provisión de educación, incluso en las primeras etapas de una respuesta humanitaria, debe adherirse a los estándares nacionales que se centran en los resultados del aprendizaje de calidad y ser responsable de los resultados.
  • Se deben proporcionar vías de educación formal y no formal certificadas, incluyendo la educación acelerada, en todas las respuestas humanitarias y en crisis prolongadas. Estas vías deben garantizar un currículum acreditado desde la escuela primaria hasta la secundaria, que dé como resultado que los estudiantes obtengan calificaciones reconocidas.
  • La educación de los niños, niñas y jóvenes, incluidos estudiantes con discapacidades, debe proporcionar las habilidades, los conocimientos y las competencias pertinentes que les permitan ingresar al mundo del trabajo y participar activamente en sus comunidades.

Apoyar a las poblaciones desplazadas

  • Los niños, niñas y jóvenes refugiados, solicitantes de asilo, apátridas y desplazados internos deben ser incluidos sistemáticamente en las escuelas y programas nacionales cerca de donde se asientan, invirtiendo en la acogida de servicios comunitarios en beneficio de todos.

Promover la preparación, sostenibilidad, coordinación y el fortalecimiento del sistema

  • Como parte de la planificación de la preparación y desde el inicio de una respuesta de educación durante emergencias, los actores del sector educativo nacional, las comunidades locales y la sociedad civil deben:
    • Apoyar el acceso a una educación nacional inclusiva y equitativa para todas las personas afectadas por crisis;
    • Garantizar el alineamiento humanitario con la planificación y las prioridades del gobierno, así como la armonización entre el contenido y las normas de los programas de educación en emergencias;
    • Abogar por la participación de los socios de desarrollo, ya que el fortalecimiento del sistema educativo requiere el apoyo de los actores humanitarios y de desarrollo para la sostenibilidad a largo plazo; y 
    • Empoderar y financiar a las comunidades para que apoyen y se involucren en la educación de niños, niñas y jóvenes.
  • Dada la naturaleza prolongada de la mayoría de las crisis de desplazamiento, debe garantizarse la coherencia y la alineación entre las acciones y los resultados previstos por los socios humanitarios y de desarrollo. Esto dependerá de la acción conjunta de una gran variedad de partes interesadas bajo el liderazgo de los gobiernos nacionales.
  • Las crisis que desestabilizan la educación deben abordarse no solo como situaciones urgentes de necesidad inmediata, sino también como oportunidades para fortalecer los sistemas y generar cambios positivos.
  • Los servicios educativos deben ser sostenidos y coordinados activamente. Esto requiere de inversiones plurianuales y estructuras a largo plazo para lograr resultados de aprendizaje para todos los niños, niñas y jóvenes.
  • Las evaluaciones conjuntas, los datos y otra información compartida por actores nacionales, humanitarios y de desarrollo, deben basarse en la información y los datos existentes y deben ser parte de los sistemas nacionales de recopilación de datos para facilitar la planificación, el intercambio de capacidades nacionales y el fortalecimiento del sistema, así como la planificación y programación de la educación en función de los riesgos.

Apoyar la participación activa de la comunidad

  • Es fundamental permitir que niños, niñas y jóvenes vulnerables, así como las poblaciones marginadas, se conviertan en responsables activos de la toma de decisiones, y no sólo en receptores de la ayuda. Esto creará oportunidades para que las poblaciones desplazadas y afectadas y sus comunidades de acogida participen en un diálogo significativo y en la toma de decisiones conjunta, lo que puede fomentar su coexistencia pacífica.