Actualización de los Principios para el desarrollo digital
Los Principios para el desarrollo digital actúan como brújula para las personas que trabajan para promover el desarrollo sostenible e inclusivo en el complejo panorama digital actual. Utilizando estos principios como punto de partida, los legisladores, profesionales y expertos en tecnología tendrán más herramientas para garantizar que todos puedan beneficiarse de las iniciativas digitales y de la sociedad digital en general.
Originalmente desarrollados en 2014, los Principios están avalados oficialmente por más de 300 organizaciones, incluidos donantes, organizaciones internacionales y organizaciones de la sociedad civil. Durante la primera década (2014-2024), tuvieron mucha influencia sobre las políticas de adquisiciones de patrocinadores, y el diseño y la implementación de los programas de desarrollo.
En 2024, los Principios se actualizaron en colaboración con un conjunto diverso de personas y organizaciones. A través de esta iniciativa, la comunidad manifestó la necesidad de que los Principios reflejaran con más precisión que las personas en la actualidad interactúan mayormente con la tecnología fuera de los programas de desarrollo. Hoy, todas las personas —incluso aquellas que aún no tienen acceso o no utilizan la tecnología— viven en sociedades que cada vez están más moldeadas por ecosistemas digitales que pueden producir tanto un inmenso beneficio como un inmenso daño. Por lo tanto, los Principios actualizados reconocen la necesidad de la inclusión radical y la propiedad local; elevan los problemas que surgen de la generación y el uso de datos digitales; hacen hincapié en que los enfoques abiertos a la innovación pueden colaborar en la consumación de los nueve principios; y hablan deliberadamente a la audiencia original y, al mismo tiempo, resuenan más con la amplia diversidad de personas y organizaciones que ejercen poder sobre el diseño, la implementación y el control de sistemas y soluciones digitales. Los Principios se refuerzan entre sí, ya que resaltan las medidas necesarias para garantizar que nadie quede rezagado en un mundo cada vez más digital.
Por último, al diseñar e implementar una política, solución, sistema o intervención (aquí mencionados en conjunto como iniciativas), quienes avalan estos Principios se comprometen, como mínimo, a no hacer daño y, en el mejor de los casos, a garantizar que su trabajo optimice la capacidad de acción de personas y comunidades para impulsar su propio desarrollo. Para lograr estos objetivos, cada uno de los avales definirá cómo los Principios pueden aplicarse a su trabajo, ámbito de influencia e iniciativa específica.