Justicia climática
La justicia climática es el principio según el cual los beneficios obtenidos de las actividades que causan el cambio climático y las cargas de los impactos del cambio climático deben distribuirse equitativamente. La justicia climática significa que los países que se enriquecieron gracias a las emisiones de carbono sin restricciones tienen la mayor responsabilidad no sólo de dejar de calentar el planeta, sino también de ayudar a otros países a adaptarse al cambio climático y a desarrollarse económicamente con tecnologías no contaminantes.
La justicia climática también exige equidad en la toma de decisiones medioambientales. El principio apoya centrar a las poblaciones menos responsables y más vulnerables a la crisis climática como responsables de la toma de decisiones en los planes globales y regionales para hacer frente a la crisis. También significa reconocer que el cambio climático amenaza los principios básicos de los derechos humanos, que sostienen que todas las personas nacen con la misma dignidad y los mismos derechos, incluido el derecho a la alimentación, al agua y a otros recursos necesarios para mantener la salud. Reclamar justicia climática, en lugar de acción climática, tiene implicaciones para la formulación de políticas, la diplomacia, el estudio académico y el activismo, al llamar la atención sobre cómo las diferentes respuestas al cambio climático distribuyen los daños y los beneficios, y quién tiene un papel en la formación de esas respuestas.